Mata perros
Disciplina más compleja como la impecable costumbre de hacer valer tu palabra, es difícil de encontrar. Como el mismo término lo indica, im-pecable: sin pecado, sin falla, sin falsa interpretación, sin excusa, sin error, sin mentira.
Es complejo escalar la montaña; edificar lo que dices siempre con tal que se convierte en aval. Es sumamente sencillo caer... y caer rápido, de tal forma que tus promesas resultan tan válidas como el vaticinio de nosotros desarrolladores para entregar una pieza de código funcional. (Esta última falta a la promesa es comprendida y aceptada por la sociedad moderna ;)
Bajo la cultura e idea que el personaje es inocente hasta que se demuestre lo contrario, ganar la confianza de la gente es sencillo. Perderla, basta un error; y más si no se soluciona.
En el trabajo, familia y amigos, nuestra palabra debe considerarse nuestro tesoro más preciado, dignifica y nos hace valer como individuos; no la desperdiciemos, nos complica la existencia a la larga; sale más barato hablar siempre con la verdad en todos los sentidos que nuestro propio criterio permita.
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