miércoles, noviembre 29, 2006

El desarrollador re-nace

Uno de los libros que tengo en mi estante es de Joel Spolsky. Desgraciadamente mucho de lo que describo en este post me ha privado de leerlo, sin embargo dicha obra inicia más o menos con esta idea:
Y de repente te despiertas; por un error en la secuenciación del tiempo que te rodea, de ser un desarrollador de software feliz eres """promovido""", como por arte de magia, en convertirte en un administrador. ¡WOW!
¿qué lógica persigue esto?: ¡Eres un buen desarrollador! qué mejor que alejarte de las líneas de código para mejor coordinar a otros desarrolladores. La lógica básica es nula, sin embargo es el camino donde converge la injusta vida de un poeta estructurado en lenguajes de programación.

Llevo ya 2 semanas jugando a desarrollar de manera paralela a todas mis ya crónicas actividades administrativas. Atención, no me molestan mis deberes de gestión de proyectos; sin embargo escupir líneas de código, pensar maneras de solucionar problemas de una forma más creativa (no necesariamente la mejor), demostrarle a cada nuevo objeto su propia superioridad, plasmar estructuras inimaginables y optimizar ese tipo de código que dices: ¿!qué estaba pensando cuándo escribí esto?!, presumirle al compañer@ más próximo la nueva innovación que revolucionará la manera de desarrollar software en el mundo, ¡¡Vaya que todavía esto tiene su magia!!

La obviedad me exige aceptar que también regresas al mundo donde se vive en el retraso, la fecha próxima entrega forza a programar lo más óptimo, los momentos donde no encuentras una solución a un problema y comienzas a imaginar escenarios donde el apocalipsis lo ves como un fin de semana en la playa... el código se vuelve tedioso y repetido... pero...

¡CLARO! ¡la actitud lo es todo!; el retraso en realidad es un recordatorio intenso de tu meta; los problemas son escalones en la subida al tobogán; una estructura que temes implementar porque no alcanzas a ver esos puntos finos que lograrán hacerte perder muchas horas de trabajo en realidad se convierte en un valor invaluable (ja!): experiencia.

En fin; escribo lo que todos los que vivimos en, y del medio sabemos, mascamos y saboreamos a diario. Nunca está de más, y jamás de menos, hecharnos un clavado en las nuevas posibilidades que nuevas versiones del lenguaje que dejaste de dominar hace tiempo te ofrece; como administrador te da un baño de empatía de nueva cuenta, renueva los votos a lo que hace tu equipo realiza, y de paso a todo esto, te diviertes como antes lo hacías a diario.